Existen muchas leyendas, historias y mitos sobre los murciélagos,
principalmente por deficiencias en la información que se ofrece
sobre ellos a la población y, además, por diversos factores
a los que contribuyen el hecho de tratarse de animales nocturnos y a que
algunas de las especies se alimentan de sangre.
Algunos de los mitos más populares en la Argentina son:
TODOS CHUPAN SANGRE
Entre más de 1000 especies de murciélagos que habitan el planeta, hay tres que se alimentan de sangre. A pesar de que son sudamericanas, la leyenda llega hasta el África donde se habla de un vampiro que bebe sangre de animales y humanos, y también incluye al famoso «conde Drácula» de Transilvania, inspirador de tantas historias y películas. La idea de un murciélago demoníaco, capaz de chupar la sangre en la cubierta de los barcos, tiene su origen en relatos de viajeros que regresaban del Nuevo Mundo, motivo probable por el que llega la leyenda del murciélago chupador a Europa, donde incluso las universidades se hicieron eco, y se hicieron numerosos estudios al respecto.
SON ANIMALES DE MALA SUERTE
En diversos ámbitos se relaciona a los murciélagos con cuestiones diabólicas y brujerías. Las brujas de las civilizaciones primitivas los usaban en sus amuletos. Durante las celebraciones de la afamada «noche de brujas» (o Halloween) siempre se utilizan como elementos para asustar, acompañados de diablos y brujas. Algunos indígenas los consideraban dioses o entes diabólicos, y los relacionaban con la magia ritual. Para los griegos el murciélago era un animal híbrido, de aspecto siniestro y fantasmal. En Egipto, India, y Cuba fueron, y en algunos lugares aún son, usados para «curaciones médicas», ya sea empleando su sangre, orina, huesos, u otras partes del cuerpo.
En la antigua Roma se consideraba que «el murciélago por naturaleza está relacionado con el demonio». En el período Barroco se los consideraba símbolo del anticristo, lo que explica los motivos por los que el arte cristiano representa al demonio y a su séquito infernal con alas de murciélagos, mientras que a los ángeles se los muestra con alas de pájaros.
SON CIEGOS
Nada más errado que esta creencia ya que los murciélagos no sólo utilizan bien su vista, sino que además son poseedores de un extraordinario y especial sistema de detección de objetos y navegación (conocido como ecolocación), que utilizan como si fuera un radar, que los transforma en expertos navegantes en la oscuridad.
SON RATONES VIEJOS CON ALAS
Aunque ambos son mamíferos, pertenecen a órdenes diferentes separados evolutivamente. Los murciélagos no son ratones alados, sino un grupo independiente tal como lo son otros mamíferos como zorros o quirquinchos. A diferencia de los roedores, quienes tienen muchas crías por parición, los murciélagos apenas tienen una o dos crías por año, viven muchos años y no tienen dos grandes incisivos como las ratas, entre infinitos caracteres que los diferencian.
SON AVES
Al igual que con los ratones, existen diversas leyendas que los consideran aves. Se los suele denominar «aves sin lengua».
Una leyenda tradicional de Oaxaca, México, cuenta que el murciélago una vez fue el «ave más bella de la Creación»; que un día frío subió al cielo y le pidió plumas al creador. Pero el creador no tenía plumas y le recomendó bajar nuevamente a la tierra y pedir una pluma a cada ave. Así lo hizo, pero recurriendo solamente a las aves con plumas más vistosas y coloridas; conciente de su belleza, volaba y volaba, mostrándola orgulloso a todos los pájaros, quienes detenían su vuelo para admirarle.
Pero era tanto su orgullo que la soberbia lo transformó en un ser cada vez más ofensivo para con las aves. Cuando el Creador vio que el murciélago no se contentaba con disfrutar de sus nuevas plumas, sino que las usaba para humillar a los demás, le pidió que subiera al cielo, donde también se pavoneó y aleteó feliz. Aleteó y aleteó mientras sus plumas se desprendían una a una, descubriéndose de nuevo desnudo como al principio. Durante todo el día llovieron plumas del cielo, y desde entonces nuestro murciélago ha permanecido desnudo, retirándose a vivir en cuevas, y olvidando su sentido de la vista para no tener que recordar todos los colores que una vez tuvo y luego perdió.
Y justamente en estos mitos del “ratón volador” y del ave, es que se basa la fábula de Esopo “El murciélago y la comadreja”:
Cayó un murciélago a tierra y fue apresado por una comadreja. Viéndose próximo a morir, imploró el murciélago por su vida. La comadreja le dijo que no podía soltarle porque de nacimiento era enemiga de los pájaros. El murciélago replicó que no era un pájaro sino un ratón, librándose con esta astucia.
Algún tiempo después volvió a caer de nuevo en las garras de otra comadreja, y le suplicó que no lo devorara. Contestó esta comadreja que odiaba a todos los ratones. El murciélago le afirmó que no era ratón sino pájaro. Y se libró así por segunda vez: “Sepamos siempre adaptarnos a las circunstancias del momento si deseamos sobrevivir, en cualquier rama de la vida que actuemos”.
SE ENREDAN EN EL PELO DE LA GENTE
En varios países existen mitos sobre esto; en Francia si se enredan en los cabellos de una mujer significa una mala relación amorosa; en Irlanda condena eterna; en Estados Unidos que produce dolor de cabeza para siempre, y también se dice que el pelo se torna gris, que se puede perder, o simplemente que es mala suerte.
TODOS ESTÁN RABIOSOS
Nada más alejado de la realidad. Existen mayores posibilidades de que zorros, perros y gatos tengan rabia y nos contagien, a que un murciélago la tenga en estado natural. Inclusive así, las posibilidades de contagio para el hombre son casi inexistentes si evitamos el contacto y la manipulación con los animales encontrados, sobre todo si éstos tienen un comportamiento extraño, como enfermos o inestabilidad.
SON DAÑINOS
La mayoría de las personas considera que los murciélagos son perjudiciales para la salud, que atacan, o que son plagas. Estas creencias se sustentan principalmente en el hecho de que los encuentros más comunes y populares son cuando se los encuentra en sus casas, y se los considera como muy molestos. Pero pocos humanos conocen los beneficios que invisiblemente reciben de ellos, por ejemplo: se alimentan de insectos plaga para los cultivos actuando como controlador biológico ideal; comen mosquitos que transmiten enfermedades a los humanos; polinizan flores que únicamente se abren en la noche; dispersan semillas que permiten la recuperación de los bosques nativos; sus excrementos son el guano, uno de los mejores fertilizantes ya usado comercialmente en varios países por sus componentes minerales y naturales, y vital para la recuperación de suelos con deficiencias y, finalmente, los hematófagos tienen saliva anticoagulante y se está experimentando en medicina para tratamientos cardíacos.